Cristo comparte el trono de su padre, 12 de marzo
Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies.
Salmos 110:1
.
El amor del Padre hacia una raza caída es insondable, indescriptible
y sin parangón. Este amor lo indujo a consentir dar a su Hijo unigénito
para que muriera, a fin de que el hombre rebelde pudiera ser puesto en
armonía con el gobierno del cielo, y pudiera salvarse de la penalidad de la
transgresión. El Hijo de Dios depuso su trono real, a fin de hacerse pobre
por causa de nosotros, para que por medio de su pobreza nosotros fuéramos
enriquecidos. Llegó a ser “varón de dolores” para que pudiéramos participar
de su eterno regocijo... Dios permitió que su amado Hijo, lleno de gracia y
de verdad, descendiera de un mundo de indescriptible gloria a otro mundo
viciado y agostado por el pecado, entenebrecido con las sombras de la
muerte y la maldición.—
The Review and Herald, 28 de febrero de 1888
.
Desde que Jesús vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce
nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e hija de
Adán puede comprender que nuestro Creador es el amigo de los pecadores.
Porque en toda doctrina de gracia, toda promesa de gozo, todo acto de amor,
toda atracción divina presentada en la vida del Salvador en la tierra, vemos
a “Dios con nosotros”.
Mateo 1:23
...
Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divinidad, se
asía del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de
obediencia; como Hijo de Dios, nos imparte poder para obedecer... El Niño
de Belén, el manso y humilde Salvador, es Dios, “manifestado en carne”.
1
Timoteo 3:16
... “Dios con nosotros” es la seguridad de nuestra liberación
del pecado, la garantía de nuestro poder para obedecer la ley del cielo...
Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad
con un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas,
queda ligado con nosotros... “Un niño
nos
es nacido, hijo
nos
es dado;
y el principado sobre su hombro”.
Isaías 9:6
. Dios adoptó la naturaleza
humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo. Es “el Hijo
del Hombre” quien comparte el trono del universo.—
El Deseado de Todas
las Gentes, 15-17
.
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