Página 84 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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La ley de Dios vinculada con su trono, 13 de marzo
Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
Salmos 119:18
.
Dios ha dado su ley al ser humano para que constituya la medida del
carácter. Mediante esta ley podéis descubrir y vencer cada defecto de vuestro
carácter. Podéis separaros de cada ídolo, y uniros al trono de Dios mediante
la cadena de oro de la gracia y la verdad.—
Mensajes Selectos 2:367
.
La ley moral nunca fue un símbolo o una sombra. Existía antes de
la creación del hombre y durará mientras permanezca el trono de Dios.
Dios no podía cambiar ni alterar un solo precepto de su ley a fin de salvar
al hombre, pues la ley es el fundamento de su gobierno. Es inmutable,
inalterable, infinita y eterna. A fin de que el hombre fuera salvado y se
mantuviera el honor de la ley, fue necesario que el Hijo de Dios se ofreciera
a sí mismo como sacrificio por los pecados. El que no conoció pecado se
hizo pecado por nosotros. Murió por nosotros en el Calvario. Su muerte
muestra el admirable amor de Dios por el hombre y la inmutabilidad de su
ley...
La gloria de Cristo es revelada en la ley, que es un trasunto de su
carácter, y su eficacia transformadora se ejerce sobre el alma hasta que los
hombres se transforman a la semejanza divina. Se hacen participantes de la
naturaleza divina y se asemejan más y más a su Salvador, avanzando paso
tras paso en conformidad con la voluntad de Dios hasta que alcanzan la
perfección.—
Ibid. 1:282, 283
.
La ley de Dios no fue dada sólo para los judíos. Es de obligación
mundial y perpetua... Sus diez preceptos se asemejan a una cadena con diez
eslabones. Si uno de ellos se rompe, la cadena pierde todo su valor. No se
puede ni cambiar ni revocar un solo precepto para salvar al transgresor.—
The S.D.A. Bible Commentary 2:1014
.
Cristo quiere que estén representados en su iglesia en la tierra el orden
celestial, el plan de gobierno celestial, la armonía divina del cielo. Así queda
glorificado en los suyos. Mediante ellos resplandecerá ante el mundo el
Sol de justicia con un brillo que no se empañará... La iglesia dotada de la
justicia de Cristo es su depositaria, en la cual las riquezas de su misericordia
y su gracia y su amor han de aparecer en plena y final manifestación.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 634
.
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