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Mensajes para los Jóvenes
eres tú quien se ha puesto en esta posición no envidiable. Debes
reconquistar tu confianza en Dios y en tus hermanos. A ti te toca
someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al hacerlo, Dios
inmediatamente tomará posesión de ella y obrará en ti el querer y el
hacer según su beneplácito. Tu naturaleza entera será puesta entonces
bajo el gobierno del Espíritu de Cristo, y hasta tus pensamientos le
estarán sujetos.
No puedes dominar tus impulsos, tus emociones como quisieras,
pero puedes dominar la voluntad y hacer un cambio completo en
tu vida. Sometiendo tu voluntad a Cristo, tu vida se ocultará con
Cristo en Dios, y se unirá al poder que está por encima de todos los
principados y las potestades. Tendrás fuerza procedente de Dios que
te mantendrá unido a su poder y te será posible alcanzar una nueva
luz, la luz misma de la fe viviente. Pero tu voluntad debe cooperar
con la voluntad de Dios, no con la voluntad de camaradas por me-
dio de quienes Satanás trabaja constantemente para entramparte y
destruirte.
¿No quieres relacionarte, sin demora, como corresponde con
Dios? ¿No quieres decir: “Quiero entregar mi voluntad a Jesús ahora
mismo”, y desde este momento estar completamente de parte del
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Señor? No sigas las costumbres y los fuertes llamados del apetito
y la pasión. No des a Satanás la oportunidad de decir: “Eres un
desgraciado hipócrita”. Cierra la puerta de modo que Satanás no te
acuse ni te desanime. Di: “Creeré; creo que Dios es mi ayudador”,
y verás que puedes triunfar en Dios. Si mantienes persistentemente
la voluntad de parte del Señor, toda emoción quedará cautiva de la
voluntad de Jesús. Hallarás entonces tu pie afirmado sobre roca sóli-
da. A veces se requerirá toda partícula de voluntad que poseas, pero
es Dios el que está obrando por ti, y saldrás del proceso modelador
convertido en un vaso para honra.
La unión de la voluntad de Dios y la del hombre
Habla de la fe. Manténte de parte de Dios. No pises en terreno
del enemigo, y el Señor será tu Ayudador. Él hará por ti lo que
no puedes hacer por ti mismo. El resultado será que llegarás a ser
como un “cedro del Líbano”. Vivirás una vida noble, y harás tus