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Capítulo 145—La conversación elevada
‘Las personas más versadas en ciencias no son siempre los más
eficaces instrumentos de Dios. Hay muchos que son puestos a un
lado, y ven que ocupan su lugar los que han tenido menos ventajas
para obtener conocimientos mediante los libros, porque estas per-
sonas tienen un conocimiento de las cosas prácticas que es esencial
para el empleo en la vida diaria, mientras que quienes se consideran
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instruidos dejan a menudo de aprender, son demasiado confiados en
sí mismos y no quieren ser enseñados, ni siquiera por Jesús, que fue
el mayor maestro que jamás conociera el mundo.
Los que han crecido y se han desarrollado, cuyo raciocinio se
ha acrecentado por la investigación profunda de las Escrituras para
conocer la voluntad de Dios, ocuparán puestos de utilidad, porque
la Palabra de Dios ha tenido entrada en su vida y carácter. La Biblia
debe hacer su obra peculiar, aun hasta partir las coyunturas y los
tuétanos y discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.
La Palabra de Dios debe constituir el alimento por medio del cual el
cristiano tiene que fortalecer su en espíritu e intelecto, para batallar
por la verdad y la justicia.
La razón de las normas bajas
¿Por qué nuestros jóvenes, y aun las personas de mayor edad,
caen tan pronto en la tentación y el pecado? Porque no estudian la
Palabra de Dios ni meditan en ella como debieran. Si la apreciaran
habría una rectitud interior, una fuerza de espíritu que resistiría las
tentaciones de Satanás al mal. La vida y el carácter no adquieren
una fuerza de voluntad firme y decidida, porque no se hacen objeto
de estudio y meditación las sagradas instrucciones de Dios. No
se hace el esfuerzo debido para asociar la mente a pensamientos
puros y santos y apartarla de lo impuro y falso. No se escoge la
mejor parte, no se busca estar sentado a los pies de Jesús, como
María, para aprender las más sagradas lecciones del divino Maestro,
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