Página 425 - Mensajes para los J

Basic HTML Version

Casándose y dando en casamiento
421
En busca de la dirección divina
Si los hombres y las mujeres tienen el hábito de orar dos veces
al día antes de pensar en el matrimonio, deberían orar cuatro veces
diarias cuando tienen en vista semejante paso. El matrimonio es algo
que influirá en su vida y la afectará tanto en este mundo como en el
venidero. El cristiano sincero no llevará adelante sus planes en este
sentido sin el conocimiento de que Dios aprueba su conducta. No
querrá escoger por sí mismo, sino sentirá que Dios debe escoger por
él. No nos hemos de complacer a nosotros mismos, pues Cristo no
lo hizo. No quisiera que se entienda que hay que casarse con quien
uno no ama. Esto sería un pecado. Pero no se debería permitir que
la imaginación y la naturaleza emotiva conduzcan a la ruina. Dios
requiere el corazón entero, los afectos supremos.
[325]
La mayoría de los matrimonios de nuestra época, y la forma en
que se los realiza, hace de ellos una de las señales de los últimos
días. Los hombres y las mujeres son tan persistentes, tan tercos, que
Dios es dejado fuera del asunto. La religión es dejada a un lado
como si no tuviera parte que representar en esta cuestión solemne e
importante. Pero a menos que los que profesan creer en la verdad
sean santificados por ella, exaltados en pensamiento y carácter, esta-
rán ante Dios en una condición menos favorable que el pecador que
nunca ha sido iluminado respecto a sus demandas.—
The Review
and Herald, 25 de septiembre de 1888
.