Página 68 - Mensajes para los J

Basic HTML Version

64
Mensajes para los Jóvenes
obedecerla en la vida. Él trata constantemente de atraerlos a sí, el
Manantial de toda sabiduría, la Fuente de bondad, pureza y verdad.
La mente que se ocupa en asuntos elevados, se ennoblece.
Sagrarios profanados
Los que profesan servir a Dios y sin embargo no progresan en
conocimiento y piedad, son cristianos solo de nombre. El templo
del ser se llena de sagrarios profanados. La lectura frívola, la con-
versación trivial, el placer mundano ocupan la mente de un modo
tan completo, que no queda lugar para la entrada de la Palabra de
Dios. La mundanalidad, la frivolidad y el orgullo ocupan el lugar
que debería ocupar Cristo en el alma [...].
La degradación causada por la entrega a la sensualidad
Los que buscan como bien principal la satisfacción de los ape-
titos y las pasiones, nunca son hombres buenos o verdaderamente
grandes. Por elevada que sea su posición ante la opinión del mun-
do, son bajos, viles y corruptos en la estimación de Dios. El cielo
ha ordenado que en su mismo rostro lleven impresa la marca de
su depravación. Sus pensamientos son puramente terrenales. Sus
palabras revelan el bajo nivel de la mente. Han llenado el corazón
de vileza y casi borrado de él la imagen de Dios. La voz de la razón
ha sido ahogada y el criterio se ha pervertido. ¡Cuán enteramente
[47]
degradan la naturaleza del hombre las prácticas sensuales! Cuando
se somete la voluntad a Satanás, ¡a cuán grandes profundidades del
vicio y la locura descienden los hombres! En vano llama la verdad
al intelecto, pues el corazón se encuentra en oposición a sus puros
principios.—
The Signs of the Times, 1 de diciembre de 1881
.
Ayuda en la tentación
Por medio de la fe y la oración todos pueden cumplir los requi-
sitos del evangelio. Nadie puede ser forzado a transgredir. Primero
tiene que ganarse el consentimiento propio; la persona tiene que
proponerse cometer el acto pecaminoso antes que la pasión pueda
dominar a la razón o que la iniquidad triunfe sobre la conciencia.
No importa cuán fuerte sea la tentación, no es excusa para el pecado.