Página 70 - Mensajes para los J

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Capítulo 16—No me pertenezco
A veces oímos las preguntas: “¿No he de hacer nunca lo que me
agrada? ¿No he de hacer jamás mi propia voluntad? ¿He de estar
siempre sometido a restricciones? ¿No podré nunca proceder de
acuerdo con mis inclinaciones?”
Cuanto menos sigan sus inclinaciones naturales, tanto mejor
será para ustedes y para los demás. Las inclinaciones naturales han
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sido pervertidas; se ha hecho mal uso de las facultades naturales.
Satanás ha puesto al hombre en antagonismo contra Dios. Trabaja
continuamente para destruir la imagen divina en el hombre. Por
tanto, debemos poner freno a nuestras palabras y acciones.
Resultados de la consagración completa
Cuando la gracia de Dios se posesiona del corazón, se ve que
hay que crucificar las tendencias al mal, cultivadas y heredadas.
Debe empezar en el ser una nueva vida, bajo un nuevo mando.
Todo lo que se haga, debe ser hecho para gloria de Dios. Esta obra
incluye al hombre exterior y al interior. Todo el ser—el cuerpo, la
mente y el espíritu—debe someterse a Dios, para que él lo use como
instrumento de justicia.
El hombre natural no está sometido a la ley de Dios; ni lo puede
estar por sí mismo, ciertamente. Pero mediante la fe, el que ha sido
renovado vive día tras día la vida de Cristo. Día tras día muestra que
reconoce que es propiedad de Dios.
El cuerpo y el espíritu pertenecen a Dios. Él dio a su Hijo para
la redención del mundo, y a causa de esto se nos ha otorgado una
prolongación de la vida, un tiempo de gracia, para desarrollar ca-
racteres de perfecta lealtad. Dios nos ha redimido de la esclavitud
del pecado, y nos ha dado la posibilidad de vivir vidas de servicio
regeneradas, transformadas.
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