La satisfacción propia
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fías ha sido una satisfacción egoísta de nuestra parte, que testifica
silenciosamente en contra de nosotros. Por esta complacencia se
ha colocado en el cimiento una gran cantidad de madera, heno y
hojarasca, que será consumida por el fuego del último día.
El deber de la abnegación
Después de ir de casa en casa y ver tantas fotografías, recibí la
instrucción de amonestar a nuestro pueblo contra este mal.
Podemos hacer esto por Dios. Podemos poner fuera de la vista
estos ídolos gráficos. No tienen poder bienhechor, antes bien se
interponen entre Dios y el alma. Nada pueden hacer para ayudar a
sembrar las semillas de la verdad. Cristo pide a aquellos que dicen
seguirle, que se vistan de toda la armadura de Dios.
Nuestras instituciones educativas necesitan sentir el poder re-
formador del Espíritu de Dios. “Si la sal se desvaneciere, ¿con qué
será salada? no sirve más para nada, sino para ser echada fuera
y hollada por los hombres”
Los que trabajan como maestros en
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nuestros colegios y sanatorios deberían alcanzar una elevada norma
de consagración. Y los estudiantes de estas instituciones, que se
preparan para salir como misioneros, deberían aprender a practicar
la abnegación.
Somos mayordomos de Dios y “se requiere en los dispensadores,
que cada uno sea hallado fiel”
Debe economizarse fielmente el
dinero que Dios nos ha confiado. Hemos de aumentar nuestra efica-
cia haciendo mejor uso de los talentos que se nos confiaron a fin de
que a la venida de Dios podamos devolverle lo suyo con ganancia
(
Review and Herald,
junio 13, 1907
).
La costumbre de retratarse con frecuencia
Los jóvenes tienen el corazón lleno de amor a sí mismos. Esto
se manifiesta en su deseo de ver sus rostros daguerrotipados [repro-
ducidos] por el artista; y no se conforman con ser representados una
vez, sino que posan repetidas veces para que se les saque un retrato,
con la esperanza de que éste sea cada vez mejor que los anteriores y
Mateo 5:13
.
1 Corintios 4:2
.