Gozo en la religión
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cuanto a los ruegos fervientes acompañados de lágrimas y clamor a
Dios por su gracia perdonadora y porque les dé fuerza para resistir
las tentaciones de Satanás, han encontrado que es innecesario ser
tan fervientes y celosos; se pueden arreglar bien sin ello. Cristo,
el Rey de gloria, iba con frecuencia a las montañas y los lugares
desiertos para presentar a su Padre el pedido de su alma; pero el
hombre pecador, en quien no hay fuerza, piensa que puede vivir sin
tanta oración.—
Testimonios para la Iglesia 1:503-505
.
* * * * *
El ejemplo de Jesús
Jesús condenaba la complacencia propia en todas sus formas;
sin embargo, era de naturaleza sociable. Aceptaba la hospitalidad de
todas las clases, visitando los hogares de los ricos y de los pobres, de
los sabios y de los ignorantes, tratando de elevar sus pensamientos
de los asuntos comunes de la vida, a cosas espirituales y eternas.
No autorizaba la disipación, y ni una sombra de liviandad mundanal
manchó su conducta; sin embargo, hallaba placer en las escenas
de felicidad inocente, y con su presencia sancionaba las reuniones
sociales.—
El Deseado de Todas las Gentes, 125
.
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