El carácter del conflicto
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liso ahora que entonces. Debemos apartar todos nuestros pecados.
Debemos abandonar toda indulgencia predilecta que obstaculice
nuestro progreso espiritual. Si el ojo derecho o la mano derecha nos
son causas de ofensa, debemos sacrificarlos. ¿Estamos dispuestos
a renunciar a nuestra propia sabiduría y a recibir el reino de los
cielos como niñitos? ¿Estamos dispuestos a deshacernos de nuestra
propia justicia? ¿Estamos dispuestos a sacrificar la aprobación de los
hombres? El premio de la vida eterna es de valor infinito. ¿Estamos
dispuestos a dar la bienvenida a la ayuda del Espíritu Santo y a
cooperar con él, haciendo esfuerzos y sacrificios proporcionados al
valor del objeto a obtenerse? (
Review and Herald,
febrero 10, 1903
).
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