Un anhelo más profundo por las almas
Dios desea que en la obra médica misionera se introduzca un
anhelo más profundo por las almas. Este anhelo llenaba el corazón
de quienes establecieron nuestra primera institución médica. Cristo
debe estar presente en el cuarto del enfermo, y llenar el corazón
del médico con la fragancia de su amor. Cuando su vida sea de
tal naturaleza que Cristo pueda acompañarlo junto al lecho de los
enfermos, éstos recibirán la convicción de que él, el compasivo
Salvador, está presente, y esta convicción hará mucho por restaurar
en ellos la salud.
Los médicos y las enfermeras de nuestras instituciones debieran
expresar en forma inequívoca, por sus obras y sus palabras, que “Dios
está aquí” para salvar y no para destruir. Cristo invita a nuestros
médicos a familiarizarse con él. Cuando respondan a su invitación,
sabrán que reciben lo que piden. Se les iluminará la mente con
sabiduría de lo alto. Al contemplar constantemente al Salvador se
harán cada vez más semejantes a él, hasta que finalmente podrá
decirse de ellos en las cortes celestiales: “Estáis completos en él”.
Cristo se ha comprometido a dar a sus discípulos lo que pidan en su
nombre. Al trabajar en armonía con él, pueden pedirle que les ayude
en todo momento de necesidad.—
Manuscrito 14, 1904
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