Página 118 - El Ministerio M

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Un estudiante de causa y efecto
El médico cristiano inteligente posee un conocimiento cada vez
mayor de la relación existente entre el pecado y la enfermedad. Pro-
cura constantemente aumentar su información acerca de la conexión
que existe entre la causa y el efecto. Está consciente de la necesidad
de educar a los alumnos del curso de enfermería, para que sean
estrictamente temperantes en todas las cosas, porque el descuido
en lo que atañe a las leyes de la salud, la negligencia en el debido
cuidado del cuerpo, es la causa de una porción considerable de las
enfermedades que aquejan a nuestro mundo. No hacer caso del cui-
dado que requiere la maquinaria viviente es un insulto al Creador.
Existen leyes divinamente designadas, las cuales, si se obedecen,
protegerán a los seres humanos contra las enfermedades y la muerte
prematura...
Cuando un médico comprende que una enfermedad que ha afec-
tado el cuerpo es el resultado del hábito impropio de comer y beber,
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y a pesar de eso no le dice al paciente que su padecimiento se debe
a acciones equivocadas, está perjudicando la fraternidad humana.
Presente el asunto con delicadeza, pero nunca guarde silencio acerca
de la causa de la enfermedad.—
Carta 120, 1901
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