Descanso para los que están agotados
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alma humana. Debe estimar el reproche de Cristo como una riqueza
de más valor que los tesoros de Egipto.
Sé que usted pasa por momentos de desánimo y pruebas que
agobian su alma, hasta el punto de que casi olvida que Jesús es
su Auxiliador, y que su ojo lo observa en todo momento. En el
desarrollo de sus planes en favor de la bendición y el alivio de la
humanidad, recuerde siempre que no es usted quien está realizando el
trabajo. Cristo requiere que lleve su yugo y levante su carga. El gran
corazón de Cristo, lleno de simpatía, siempre se está identificando
con la humanidad doliente. Usted no puede hacer nada por su propia
cuenta. Considérese como un instrumento en las manos de Dios,
y deje que su mente, su paz y su gracia gobiernen su corazón y su
vida.
Sea el hilo de Dios con el cual él teja su diseño. Nunca podrá
manejarse a sí mismo. Tampoco podrá ubicarse con éxito en una
posición adecuada. Debe trabajar como agente que colabora con
Dios. “Ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor, porque
Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por
su buena voluntad”. Aquí están los elementos combinados: Dios y
el agente humano, ambos trabajando en armonía.—
Carta 97, 1894
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