Página 161 - El Ministerio M

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Esfuerzo mental y físico proporcionado
Los jóvenes que se mantienen en la escuela y están confinados
a un estudio dedicado, no pueden tener buena salud. El esfuerzo
mental sin su correspondiente ejercicio físico hace que afluya una
proporción indebida de sangre al cerebro, y así la circulación se
desequilibra. El cerebro tiene demasiada sangre, mientras las extre-
midades tienen muy poca. Las horas de estudio y recreación deben
regularse con esmero y dedicar cierto tiempo al trabajo físico. Cuan-
do los hábitos de los estudiantes en al comida y la bebida, el vestido
y el sueño están de acuerdo con la ley física, pueden educarse sin
sacrificar la salud. Debe repetirse a menudo la lección, y grabarse
en la conciencia, de que la educación será de poco valor si no hay
fuerza física para usarla después de obtenerla.
No se debe permitir a los estudiantes que abarquen tantos estu-
dios que no tengan tiempo para el adiestramiento físico. La salud no
puede conservarse a menos que una parte de cada día se dedique al
esfuerzo muscular al aire libre. Debieran consagrarse horas regulares
a algún trabajo físico u otro ejercicio que ponga en actividad todas
las partes del cuerpo. Iguálese la carga de las facultades mentales y
físicas, y se vivificará la mente del estudiante. Si está enfermo, el
ejercicio físico a menudo ayudará al organismo a recobrar su estado
normal. Cuando los estudiantes abandonan el colegio, debieran te-
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ner mejor salud y mejor entendimiento de las leyes de la vida que
cuando ingresaron. La salud debe protegerse de modo tan sagrado
como el carácter.
Mentes entenebrecidas y errores dietéticos
Muchos estudiantes son deplorablemente ignorantes del hecho
de que el régimen alimentario ejerce una gran influencia sobre la
salud. Algunos no han hecho jamás un buen esfuerzo por dominar
el apetito o por observar reglas apropiadas de alimentación. Comen
demasiado, hasta en las comidas regulares; además, comen entre
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