Página 164 - El Ministerio M

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Calculad el costo
Se me ha presentado el hecho de que en vuestra clase de es-
tudiantes médico misioneros hay algunos cuya primera obra debe
ser comprenderse ellos mismos, calcular el costo y saber si cuando
empiecen a construir serán capaces de terminar. Que no se deshonre
a Dios debilitando a una persona con el procedimiento de educarla,
pues quien está quebrantado y desanimado es una carga para sí mis-
mo. Es contrario a la luz que Dios ha dado, pensar que en cualquier
trabajo que elija Dios lo sostendrá, mientras apila sobre sí materias
de estudio exponiéndose a peligros para su salud y su vida, con lo
cual viola las leyes de la naturaleza. No debe recargarse la natura-
leza. Ella no perdonará las injurias que se hagan a la maravillosa y
delicada maquinaria humana.
El estudiante pálido y débil es una reprensión continua para la
reforma pro salud. Mucho mejor sería para tales estudiantes ir a
campo abierto y trabajar en la tierra. El ejercicio es bueno. Dios
desea que todas las partes de la maquinaria humana funcionen bien.
Debe haber horas regulares para trabajar, horas regulares para comer,
sin examinar el costo exacto de cada artículo de alimentación ni
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comprar la clase más barata. Procurad los artículos alimentarios de
mejor calidad para hacer andar la maquinaria humana de la mejor
forma. No hay extravagancia alguna al proveer los artículos de
alimentación que pueden ser mejor digeridos por el organismo y
enviados a cada parte de la organización viviente para que todas se
nutran.
Debe conocerse a sí mismo
Este es el primer deber de todo estudiante. Nadie debe tratar de
medir lo que supone que sus compañeros de estudio pueden hacer.
Que cada estudiante razone convenientemente en relación a lo que
puede soportar. Cada uno tiene una individualidad que ninguno más
puede manejar con tan buen éxito como él. Nadie puede sumergir su
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