Nuestra relación con los requerimientos legales
Se me han dirigido algunas preguntas referentes a nuestra re-
lación hacia las leyes que gobiernan el ejercicio de la medicina.
Necesitamos actuar en forma inteligente, pues al enemigo le gustaría
estancar nuestra obra para que nuestros médicos tengan sólo una
influencia limitada. Algunos hombres no actúan en el temor de Dios,
y pueden tratar de acarrearnos dificultades colocándonos yugos que
no podamos llevar. No podemos someternos a regulaciones que
sacrifiquen principios; esto pondría en peligro la salvación del alma.
Pero debemos acatarlas siempre que podamos cumplir con las
leyes del país sin colocarnos en una falsa posición. Las leyes sabias
se han dictado para salvaguardar a la gente contra la imposición
de médicos no calificados. Debemos respetar estas leyes, pues nos
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protegen a nosotros mismos de atrevidos charlatanes. Si manifestá-
ramos oposición a estos requerimientos, ésta tendería a restringir la
influencia de nuestros médicos misioneros.
Debemos considerar cuidadosamente las implicaciones de estos
asuntos. Si hay condiciones con las cuales no podemos estar de
acuerdo, debemos tratar de hacer ajustes, de tal forma que no se
suscite una oposición fuerte contra nuestros médicos. El Salvador
nos ordena que seamos sabios como serpientes e inofensivos como
palomas.
El Señor es nuestro Líder Maestro. Él nos ordena no relacionar-
nos con los que no reconocen a Dios. “En verdad vosotros guardaréis
mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras
generaciones. Relacionaos con los que honran a Dios al guardar sus
mandamientos. Si surge de nuestro pueblo la recomendación de que
nuestros obreros deben buscar el éxito reconociendo como esencial
la educación que el mundo otorga, implícitamente decimos que la in-
fluencia del mundo es superior a la de Dios. Se deshonra a Dios con
este proceder. Dios tiene pleno conocimiento de la fe, la esperanza,
y la confianza que su profeso pueblo tiene en su providencia:
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