Página 189 - El Ministerio M

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Dios revelado en su palabra y en sus obras
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necesita saber y puede saber de Dios ha sido revelado en la vida y
el carácter de su Hijo, el Gran Maestro. Al aprender más y más de
lo que es el hombre, de lo que nosotros mismos somos a la vista de
Dios, temeremos y temblaremos delante de Él.
¿nace el hombre como rey?
A quienes representarían a todo hombre como nacido rey, a los
que no harían distinción entre los convertidos y los no convertidos,
a los que están perdiendo su reconocimiento de su necesidad de
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Cristo como su Salvador, les diría, ¡pensad en vosotros mismos y
en vuestra vida durante el período de vuestra existencia! ¿Sería
agradable o placentero para vosotros contemplar hecho tras hecho
de toda vuestra vida pasada, a la vista de Aquel que conoce todo
pensamiento y delante de cuyos ojos las acciones humanas son como
un libro abierto?
Peligro en la vanidad
Hago una apelación a todo el que esté comprometido en el ser-
vicio de Dios para que se coloque de lleno del lado de Cristo. Hay
peligros a derecha e izquierda. Nuestro mayor peligro vendrá de
quienes han levantado el alma a la vanidad, que no han escucha-
do las palabras de advertencia y reprensión enviadas por Dios. Al
escoger tales hombres su propia voluntad y su propio camino, el
tentador, vestido en túnicas angélicas, está junto a ellos listo a unir
su influencia con la de ellos. Él les expone engaños de un carácter
muy atractivo, los cuales ellos presentan al pueblo de Dios. Algunos
de entre quienes los escuchen serán engañados y obrarán de modos
peligrosos.
El Señor llama. ¿Escucharán su voz los hombres y las mujeres?
Él da la advertencia. ¿La oirán? ¿Escucharán el último mensaje de
misericordia que se da a un mundo caído? ¿Aceptarán el yugo de
Cristo y aprenderán de él su humildad y mansedumbre?—
Carta 240,
1903
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