Página 230 - El Ministerio M

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Honorarios exorbitantes
Las tradiciones y las costumbres se han entretejido de tal forma
en la creencia de la profesión médica que se necesita enseñar de
nuevo a los médicos los principios básicos de los métodos del Señor.
El médico ministra al cuerpo en la curación; sin embargo, toda la
obra pertenece al Señor. Él debe cooperar con los médicos; de lo
contrario no puede haber éxito.
Por favor lean con cuidado el capítulo 15 de Éxodo. El Señor
dio a Moisés un mensaje de aliento para los hijos de Israel. Ellos no
merecían el bien que les había impartido y lo que estaba haciendo
por ellos; sin embargo, hizo este pacto de misericordia con ellos:
“Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto
delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares
todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egip-
cios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”. Lean también
los capítulos 7, 8 y 28 del libro de Deuteronomio.
La lección de Dios para Israel
El Señor tuvo una lección que enseñar a los hijos de Israel. Las
aguas de Mara fueron una lección objetiva, que representaba las
enfermedades que los seres humanos se acarrean a causa del pecado.
No es un misterio que los habitantes de la tierra sufran de enferme-
dades de toda clase y tipo. Es debido a que transgreden la ley de
Dios. Así hicieron los hijos de Israel. Ellos quebrantaron las barreras
que Dios en su providencia había erigido para preservarlos de la
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enfermedad, para que pudieran vivir en salud y santidad y aprender
obediencia en su peregrinaje por el desierto. Ellos viajaron bajo la
dirección especial de Cristo, quien se había dado a sí mismo como
sacrificio para preservar un pueblo que mantuviera siempre a Dios
en su memoria, a pesar de las tentaciones maestras de Satanás. En-
vuelto en la columna de nube estaba el deseo de Cristo por mantener
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