Página 248 - El Ministerio M

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Como siervos de Cristo
Sea cual fuere la labor que realicemos, debemos hacerla para
Cristo. Hay muchas clases de trabajos temporales que podemos lle-
var a cabo para Dios. Un incrédulo haría esta labor mecánicamente,
por el sueldo que recibe. Él no conoce el gozo de la cooperación con
el Obrero Maestro. No hay espiritualidad en la obra del que sirve al
yo. En su vida rigen los motivos comunes, las aspiraciones comunes,
las inspiraciones comunes y un deseo de ser considerado inteligente
por los demás. Tal individuo puede recibir adulación..., pero no de
parte de Dios. Los que están verdaderamente unidos con Cristo no
trabajan por el salario que reciben. Los que trabajan en unión con
Dios no se esfuerzan por ensalzar el yo.
En el último gran día se tomarán decisiones que sorprenderán
a muchos. El juicio humano no tendrá lugar en las decisiones que
se hagan entonces. Cristo puede juzgar y juzgará cada caso; pues
el Padre le ha confiado juicio. Él estimará el servicio por aquello
que es invisible para los hombres. Las cosas más secretas están
completamente abiertas ante su ojo que lo ve todo. Cuando el Juez
de todos los hombres complete su investigación, muchos de los que
la estimación humana haya colocado primeros, serán postreros, y
muchos de los que hayan sido colocados en los lugares más bajos
por los hombres, serán sacados de entre las filas del pueblo y hechos
primeros.—
The Review and Herald, 31 de julio de 1900
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