Hay que actuar cuidadosamente
Hay hombres que no actúan con prudencia. Están ansiosos por
hacer una gran presentación. Piensan que la exhibición externa les
dará influencia. En su trabajo, no se sientan primero y calculan
el costo, para ver si pueden terminar lo que han empezado. De
esta forma dejan ver su debilidad. Muestran que tienen mucho por
aprender en relación a la necesidad de actuar cuidadosamente y en
forma avisada. En su confianza propia, cometen muchos errores.
Así algunos han recibido un daño del cual nunca se recuperarán.
Este ha sido el caso de varios que se han sentido competentes para
establecer y administrar sanatorios. El fracaso los alcanza, y... se
llenan de deudas...
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Satisfechos con un crecimiento lento
Hombres que podrían haber actuado bien si se hubieran consa-
grado por completo a Dios, si hubieran estado dispuestos a trabajar
en forma humilde, ampliando su negocio de a poco y negándose
a contraer deudas, han fracasado porque no han obrado siguiendo
directivas correctas. Y luego de meterse en dificultades, han tenido
que liquidar como administradores incompetentes. Desearon alivio
de la presión financiera y no se detuvieron a considerar los resultados
subsiguientes.
Los que ayudan a los tales a salir de la dificultad son tentados a
atarse con cuerdas tan fuertes, en forma de promesas, que siguen pen-
sando después que son esclavos. Rara vez se libran de la reputación
de mala administración y fracaso.
A quienes así contraen deudas se me instruye a decir: No os deis
por vencidos si estáis actuando con directivas correctas. Trabajad con
todas vuestras fuerzas para superar la situación. No cedáis vuestra
endeudada institución a una asociación que ya está sobrecargada
con deudas. Es mejor que cada sanatorio cumpla con su propia
responsabilidad.
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