Página 314 - El Ministerio M

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Los sanatorios y la educación
Todo sanatorio que establezcan los adventistas del séptimo día
debe ser administrado siguiendo lineamientos educativos. Y la insti-
tución debe avanzar constantemente hacia arriba y aún más arriba
en las áreas del trabajo. Los que ocupan posiciones de responsabili-
dad deben recordar la influencia que sus palabras y acciones tienen
sobre los que se relacionan con ellos. Deben trabajar para la salud
espiritual y física de los que tengan contacto con la institución. Ha
de realizarse una labor muy superior a la que se ha hecho hasta aquí
en esta rama.
Los que ocupan posiciones de responsabilidad en un sanatorio,
como administradores o enfermeras jefes, deben sentir la importan-
cia de la responsabilidad que recae sobre ellos en la preparación de
los que están a su cargo, de modo que realicen su labor en forma
perfecta y rápida. Si son verdaderos cristianos, se esforzarán decidi-
damente por conseguir los mejores resultados para el bien presente
y eterno de los aprendices. No traicionarán la confianza sagrada
al incluir en su instrucción sentimientos propios que no estén en
armonía con la enseñanza de la Palabra de Dios.
Los que estén al frente de esta labor deberán obtener primero la
semejanza a Cristo. Tienen que aprender diariamente en la escuela
de Cristo. Entonces tendrán sabiduría para relacionarse bien con
la mente humana. Entenderán cómo guiar de peldaño en peldaño
en el verdadero conocimiento a los que vienen a la institución a
prepararse para ser útiles en el servicio de Dios.
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Son escuelas de preparación
Todas nuestras instituciones deben ser escuelas de formación
profesional. Esto es verdad especialmente en relación con nuestros
sanatorios. Se deben dar consejos prudentes a la juventud. Se les
debe exigir pulcritud y minuciosidad. Debe enseñárseles a hacer
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