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El Ministerio Médico
es ser tan amables con los jóvenes, tan preocupados de sus intereses,
que ellos se sientan cómodos cuando están en nuestra presencia.
¿Habéis tratado de ser generosos y amables, de hacer que vues-
tras palabras y acciones sean como una fragancia? ¿Pueden conside-
raros como verdaderos cristianos los que están bajo vuestro cargo?
Sois padres. ¿Os preguntaréis si estaríais dispuestos a permitir que
vuestros hijos fueran tratados de la forma como habéis tratado a
algunos de los jóvenes que están a vuestro cuidado? Por la luz que se
me ha dado, sé que hay algunos que llevan responsabilidades aquí,
que a menos que se conviertan, nunca verán el reino de los cielos.
Me duele saber que en la vida práctica no revelan sabiduría, fe y
amor por las almas que perecen. El tratamiento que algunos jóvenes
han recibido difícilmente les ha dado un rayo de amistad cálida y
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cordial. Ellos necesitan una experiencia completamente distinta de
la que están recibiendo en su asociación con hombres y mujeres que
deben conocer a Dios.
Un trato justo con relación a los sueldos
En ocasiones habéis animado a los trabajadores a pensar que sus
sueldos serían elevados, y luego habéis fallado en cumplir la prome-
sa hecha. ¿Es esto dejar que vuestra luz brille en buenas obras? ¿Es
un servicio tal aceptable al Maestro? ¿Va a continuar esta clase de
conducta en las instituciones de Dios, que fueron establecidas para
hacer una labor en beneficio de la salvación de las almas de los que
están relacionados con ellas? Debéis restituir en cuanto a los sueldos
todo lo que habéis retenido. ¿No sabíais cuando estabais reteniendo
estos sueldos que no estabais actuando como desearíais que se actua-
ra con vosotros? ¿Por qué profesan los hombres ser cristianos, y sin
embargo siguen las prácticas deshonestas del enemigo? Él halagará
vuestra vanidad. Tratará de engañaros, de induciros a creer que la
conducta que mantenéis es el mejor proceder a seguir al relacionaros
con la mente de otros. Pero estaréis sin excusa al permitirle que os
engañe; pues Dios ha delineado una senda clara por la cual andéis...
Cristo vino al mundo a buscar y a salvar a los perdidos. Cuando
fue acusado por los fariseos de comer con los publícanos y los
pecadores, les replicó: “Porque no he venido a llamar a justos [a los
profesos justos], sino a pecadores, al arrepentimiento”. Él vino a