Una influencia victoriosa
Actuad con ternura, con bondad y fidelidad en vuestra atención
de los enfermos para que podáis ser una influencia transformadora
para ellos. Necesitáis de la gracia de Cristo para que representéis en
forma correcta su servicio. Y al presentar la gracia de la verdad en
un verdadero servicio desinteresado, los ángeles estarán presentes
para apoyaros. El Consolador estará con vosotros para cumplir la
promesa del Salvador: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo”.
Tengo una exhortación que dar, un mensaje que comunicar a
los obreros de nuestros sanatorios. Mantened puras vuestras almas.
Desempeñad una labor que tenga una influencia victoriosa en los
que están bajo vuestro cuidado. A menudo podéis hablar al enfermo
acerca del Gran Médico, quien puede sanar las enfermedades del
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cuerpo como también curar la enfermedad del alma. Orad con los
enfermos, y tratad de llevarlos a ver en Cristo, su Sanador. Decidles
que si lo miran con fe, él les dirá: “Tus pecados te son perdonados”.
Aprender esta lección significa mucho para el enfermo.—
Carta 56,
1907
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