Página 348 - El Ministerio M

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Enfermeros consagrados
Se necesitan jóvenes dedicados y fervientes para entrar a la obra
de Dios como enfermeros. Mientras estos hombres y mujeres jóvenes
utilicen conscientemente el conocimiento que obtienen, aumentarán
en capacidad y se prepararán más y más para ser la mano ayudadora
del Señor. Ellos pueden llegar a ser misioneros de éxito, que lleven
las almas al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, quien
puede salvar tanto el alma como el cuerpo.
El Señor busca a hombres y mujeres prudentes, que trabajen
como enfermeros para aliviar y ayudar al enfermo y doliente. ¡Oh,
que todos los que están afligidos pudieran recibir una atención de
tal naturaleza de parte de médicos y enfermeros cristianos, que
los indujera a colocar sus cuerpos cansados y atormentados por
el dolor bajo el cuidado del gran Sanador, confiando en él para su
restauración!
Muchos convertidos y sanados
Todo cristiano sincero se inclina ante Jesús como el verdade-
ro Médico de las almas. Cuando esté de pie al lado del lecho del
afligido, habrá muchos no solamente convertidos sino también sa-
nados. Se obtiene una gran victoria si, por medio de un ministerio
cuidadoso, se guía al paciente a dar su alma a Cristo, y a colocar sus
pensamientos en obediencia a la voluntad de Dios.—
The Review
and Herald, 9 de mayo de 1912
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Para estudio adicional
La obra espiritual en favor de los pacientes:
Consejos sobre la
salud, 252
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