Página 361 - El Ministerio M

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En la ronda de labores cotidianas
Sobre el administrador de un sanatorio recaen responsabilidades
importantes. Que sus asociados, quienes están comprometidos en
una labor continua y difícil en las diversas artes manuales, escudri-
ñen su propia alma de continuo como con una vela encendida. Se
necesita mantener la unidad de acción en la diversidad del trabajo.
Los obreros deben vivir esta oración de Cristo: “Yo me santifico a
mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”.
Que lean la Palabra del Señor para que tengan la sabiduría que
es para salvación. Los tesoros más ricos se hallarán buscando en la
Palabra. Algunas mentes se impresionarán de tal modo para buscar
estos tesoros ocultos, que venderán todo lo que tienen con el fin de
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comprar el campo y tomar posesión de las joyas inestimables de la
verdad. A menudo los más humildes están en posesión del tesoro
escondido que pueden impartir a otros.
Las verdades de la Palabra de Dios, aplicadas al corazón y vividas
con humildad en la práctica diaria, harán cristianos robustos en el
poder de Jehová y felices en su paz. La bondad cristiana y la aplicada
consagración deben manifestarse de continuo en la vida. No siempre
estamos comprometidos con deberes especiales conectados con el
servicio sagrado; pero en la ronda del día los deberes comunes
pueden hacerse en su espíritu, y tal labor se recomendará a sí misma
ante todo hombre, aun ante el inconverso que no conoce la doctrina.
Podemos permitir que nuestra luz brille en buenas obras para que la
verdad que albergamos sea, para los incrédulos, espíritu y vida.—
Carta 140, 1906
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