Página 362 - El Ministerio M

Basic HTML Version

Imitad los métodos perfectos de Dios
Construid para la eternidad. Las lecciones de Cristo están ante
nosotros. Debemos hacer con cuidado, pulcritud y exactitud lo que
tiene que hacerse. Necesitamos estudiar la economía en toda rama de
la obra. Constructores, reunid los fragmentos. Que nada se pierda. En
todo lo que debe hacerse, en plantar y construir, imitad las maneras
perfectas de Dios.
Enfermeras y médicos, pensad en Jesús. ¡Cuán cuidadoso fue
acerca de los sobrantes del alimento después de alimentar a los
cinco mil! Por su cuidado consciente, él quiere enseñarnos orden
y economía. La gran obra de la redención pesaba constantemente
sobre su alma. Mientras enseñaba y sanaba, todas las energías del
cuerpo y del alma eran gravadas al máximo; sin embargo, notaba
las cosas más sencillas de la vida humana y de la naturaleza. Sus
lecciones más instructivas fueron las que usó para ilustrar el reino
de Dios por medio de las cosas sencillas de la naturaleza. Él no pasó
[269]
por alto las necesidades del más humilde de sus siervos. Su oído
escuchaba todo clamor de necesidad. Estaba despierto al toque de la
mujer afligida en la multitud. Su naturaleza divina, combinada con
la humana, estaba tan finamente constituida que el mínimo toque
de fe suscitaba una respuesta. Cuando levantó de la muerte a la hija
de Jairo, se volvió a los padres recordándoles que debían darle de
comer.
Las cosas pequeñas se hacen grandes de acuerdo con la aten-
ción que se les otorga. El único talento no debe ser envuelto en un
pañuelo y guardado en la tierra. Haced lo que podáis para el Maes-
tro. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel”. El
Maestro utilizará todo talento que le consagremos. Vuestro valor es
determinado por la fidelidad con la cual hagáis las cosas pequeñas.
Todos necesitan aprender a construir para el tiempo y la eternidad
en los detalles de la vida diaria. Entonces finalmente estará escrito
al lado de vuestro nombre, en los libros del cielo, la más preciosa
358