Un elixir de vida
Cuando se establece un sanatorio en el campo, los enfermos
pueden respirar el aire puro del cielo. Al caminar en medio de las
flores y los árboles, el gozo y la alegría les llenan el corazón. Es
como si Dios les sonriera, al contemplar las maravillosas cosas que
él ha creado para alegrarles el corazón entristecido.
La vida al aire libre es buena para el cuerpo y la mente. Es la
medicina de Dios para la restauración de la salud. El aire puro, el
agua pura, la luz del sol y los alrededores placenteros son sus medios
para restaurar al enfermo a la salud con los métodos naturales.
El hecho de que en el campo se puedan obtener todas estas
ventajas es un incentivo poderoso para el establecimiento de un
sanatorio allí. En el campo la institución puede estar rodeada de
flores y árboles, de huertas y viñedos. El efecto de tal ambiente es
como si fuera un elixir de vida.
Estar a la luz del sol o a la sombra de los árboles vale más que el
oro o la plata para el enfermo. Y doquiera se ofrezca la oportunidad,
que quienes los tienen a su cargo les enseñen lecciones acerca del
amor de Dios extraídas de la naturaleza: de los árboles majestuosos,
de la hierba que crece y de las flores magníficas. Todo capullo que
se abre y toda flor que florece son expresiones del amor de Dios
hacia sus hijos. Señaladles hacia arriba a Aquel cuya mano ha hecho
las cosas preciosas de la naturaleza...
Vida solamente en Cristo
El fruto del árbol de la vida en el jardín el Edén poseía una
virtud sobrenatural. Comer de él era vivir para siempre. Su fruto
era el antídoto de la muerte. Sus hojas eran para sostener la vida
y la inmortalidad. Pero a causa de la desobediencia del hombre, la
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muerte entró en el mundo. Adán comió del árbol del conocimiento
del bien y del mal, cuyo fruto se le había prohibido tocar. Esta era su
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