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El Ministerio Médico
y el afligido. Así devolvió a Satanás la deshonra del mal que el
enemigo de todo bien había originado. Satanás es el destructor;
Cristo es el Restaurador. Y en nuestra tarea como colaboradores con
Cristo, tendremos éxito si obramos siguiendo directivas prácticas.
Ministros, no circunscribáis vuestra labor a dar instrucción bíblica.
Haced obra práctica. Tratad de restaurar el enfermo a la salud. Este
es el ministerio verdadero. Recordad que la restauración del cuerpo
prepara el camino para la restauración del alma.—
Manuscrito 55,
1901
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