No se debe descuidar a los pobres
Vivimos en los últimos días de la historia de esta tierra, y la
obra médica misionera debe ser todo lo que su nombre significa.
Se debe predicar el evangelio a los pobres. El hombre pobre tanto
como el rico es el objeto del cuidado y de la atención especial de
Dios. Quitad la pobreza, y no tendríamos forma de comprender la
misericordia y el amor de Dios, ni de conocer al Padre celestial,
compasivo y lleno de misericordia.
Los que tienen la verdad para estos últimos días presentarán un
mensaje adaptado a los pobres. Uno pensaría que el evangelio fue
inspirado para alcanzar a esta clase. Cristo vino a la tierra para andar
y trabajar entre los pobres. Predicó el evangelio a los pobres. Su obra
es el evangelio mostrado en forma práctica en las ramas médicas
misioneras: en justicia, misericordia y el amor de Dios, el buen fruto
que se cosecha porque el árbol es bueno. En la persona de sus hijos
creyentes y activos, bajo la guía del Espíritu Santo, Cristo visita hoy
al pobre y al necesitado dando auxilio en la necesidad y aliviando el
sufrimiento.—
Carta 83, 1902
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