Página 435 - El Ministerio M

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El trabajo en favor de los ricos
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fecho cuando despierte a tu semejanza”. Ven entonces que Jesucristo
es el objeto divino de la fe y el amor; para ellos, el amor al mundo y
la adoración de las cosas terrenales ha llegado a su fin...
Por medio de esfuerzos personales y fe viviente
Dios desea que la verdad se abra ante los hombres a quienes
ha dado dotes especiales, pero que ignoran la gran necesidad del
alma. Hay algunos que están habilitados particularmente para esta
obra; hay quienes debieran buscar al Señor diariamente, haciendo un
estudio de cómo alcanzar a las personas de esta clase, no sólo para
tener una relación casual con ellos, sino para ocuparse de ellos con
esfuerzo personal y una fe viva. Deben manifestar un profundo amor
por su alma, una preocupación real porque tengan un conocimiento
de la verdad como está presentada en la Palabra de Dios...
Tristemente esta clase se ha descuidado. Los obreros han juzgado
por la apariencia, y han dado por cierto que ésa sería una labor en
vano. Pero a estas personas a quienes Dios ha otorgado dones,
ministros y pueblo en general, se les debe inducir a asirse de la mano
de la fe viva. Que los obreros se aferren de las promesas de Dios,
diciendo: “Tú has prometido, ‘pedid, y recibiréis’. Debo convertir
esta alma a Jesucristo”. Pedid oración por las almas por quienes
trabajáis; presentadlas delante de la iglesia como objetivos por los
cuales suplicar. Esto será precisamente lo que la iglesia necesita
para que sus miembros desvíen la mente de las cosas pequeñas y
sus dificultades insignificantes para sentir una gran carga, un interés
personal por un alma que casi perece. Elegid diariamente otra y aun
otra alma, buscando dirección de Dios, colocando todo delante de él
en oración ferviente y obrando en sabiduría divina. Mientras hagáis
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esto, veréis que Dios otorgará el Espíritu Santo para convencer, y el
poder de la verdad para convertir el alma.
Se me ha mostrado que miles de hombres ricos han descendido
a la tumba sin conocer la verdad, porque se los ha juzgado por la
apariencia y se los ha pasado por alto como objetivos inalcanzables.
El Señor desea que se cambie este orden de cosas. Que hombres de
juicio entren a la obra, hombres que aún no han hecho nada de esto
porque les ha parecido algo prohibitivo e imposible. Es una obra