Página 45 - El Ministerio M

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Por medio de las leyes naturales
No debe suponerse que una ley se pone en movimiento para
obrar por sí misma en la semilla; que la hoja aparece porque así
debe hacerlo por su propia cuenta. Dios tiene leyes que ha instituido,
pero ellas son solamente las siervas mediante las cuales él logra los
resultados. Es por medio de la intervención directa de Dios como
toda hierba diminuta nace de la tierra y brota a la vida. Toda hoja
crece y todo capullo florece por el poder de Dios.
El organismo físico del hombre está bajo la supervisión divina,
pero no es como un reloj que se pone en operación y debe funcionar
por sí solo. El corazón palpita, un pulso sucede a otro, la respiración
es consecutiva, pero todo el ser está bajo la supervisión de Dios.
“Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. En Dios vivimos,
y nos movemos, y somos. Cada latido del corazón, cada respiración,
es la inspiración de aquel que sopló en la nariz de Adán el aliento
de vida, la inspiración del Dios omnipresente, el gran Yo Soy.—
The
Review and Herald, 8 de noviembre de 1898
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