Educad en las leyes de la vida
La bendición de Dios reposará sobre todo esfuerzo hecho para
despertar interés en la reforma pro salud; pues ésta se necesita en
todas partes. Debe haber un reavivamiento con relación a este aspec-
to, pues Dios se propone lograr mucho por este medio. Presentad la
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temperancia con todas sus ventajas referentes a la salud. Educad a la
gente en las leyes de la vida para que sepa cómo preservar la salud.
Los esfuerzos que se hacen al presente no satisfacen la mente de
Dios. La medicación con drogas es una maldición para esta época
de mucha información.
Educad alejándoos de las drogas. Usadlas menos y menos y
depended más de los elementos de la higiene; entonces la naturaleza
responderá a los médicos de Dios: el aire puro, el agua pura, el
ejercicio adecuado y una conciencia clara.
Muchos podrían recuperarse sin un grano de medicina, si aplica-
ran a su vida las leyes de la salud. Rara vez tienen que utilizarse los
medicamentos. Establecer la obra y hacerla avanzar sobre principios
higiénicos requerirá esfuerzos pacientes, sinceros y prolongados.
Pero que la oración y la fe fervientes se combinen con vuestros
esfuerzos, y vendrá el triunfo. Por medio de esta obra enseñaréis a
los pacientes, y también a otros, cómo atender a los enfermos sin
recurrir al uso de drogas.—
Carta 6a, 1890
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