La ciencia del renunciamiento
Si todos los enfermos se curaran por la oración, muy pocas
personas tendrían oportunidad de conocer las formas adecuadas
de comer, beber y vestir. Las personas vinculadas con nuestros
sanatorios deben comprender su deber de educar a los pacientes en
los principios de la vida saludable.
Los enfermos tienen sus lecciones que aprender. Se les debe
negar toda preparación de alimento que retarde o que impida la recu-
peración de la salud. Deben aprender la ciencia del renunciamiento,
comiendo alimentos sencillos preparados en forma simple. Han de
vivir mucho a la luz del sol, el que debe hallar cabida en todos los
cuartos del edificio. Deben darse conferencias acerca de los temas
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de la salud. Estas conferencias abrirán entendimientos embotados,
y en la mente se fijarán verdades que nunca se habían tomado en
cuenta.—
Carta 63, 1905
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