Educad a los pobres
Se hicieron preguntas [en visión] en cuanto a la conveniencia de
educar a otros para que suplan el lugar de la carne, el té y el café con
una alimentación más saludable. ¿Debemos dar a conocer nuestros
métodos, y de esta forma cortar de nosotros mismos los beneficios
que podríamos recibir al establecer este negocio en las colonias?
¿Debemos revelar la ciencia de cómo preparar estos alimentos sa-
ludables? ¿Debemos enseñar a la gente pobre cómo se puede vivir
sin usar la carne? ¿Debemos enseñar a la gente pobre cómo llegar
a la verdad plantando y cosechando nueces, cómo producir para
ellos mismos las cosas que les costaría mucho más si las compraran
preparadas por otras manos? ¿Debemos enseñarles cómo preparar
ellos mismos estos alimentos?
La voz de la sabiduría
Estas preguntas parecían muy importantes, y difíciles de resolver.
Entonces se escuchó la voz de la sabiduría: El tema de la reforma pro
salud es un gran terna, un asunto importante, y esta obra misionera
debe llevarse a cabo en los caminos y los vallados de la vida. El
mensaje del tercer ángel es la verdad presente para 1898, y el tema
de la salud está íntimamente conectado con este mensaje como el
brazo lo está con el cuerpo. Por lo tanto, debe darse luz con relación
a los mejores métodos de presentar la reforma pro salud. La carne es
la más grande reproductora de enfermedades que se pueda introducir
en el organismo humano. Pero no podéis presentar la reforma pro
salud a menos que presentéis los métodos más baratos de vivir. El
enemigo no debe tener ventaja en nada. El Señor puede bendecir
sólo a los que procuran cumplir todo precepto que él ha dado con
relación a esta vida.—
Manuscrito 105, 1898
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