La buena cocina es una ciencia
Algunos son llamados a lo que se considera un deber humilde:
el de cocinar. Pero la ciencia de cocinar no es un asunto menor.
La preparación habilidosa de alimentos es una de las artes más
esenciales, que está por encima de la enseñanza de la música o
de la costura. Con esto no quiero decir que pasemos por alto la
enseñanza de la música o de la costura, porque éstas también son
esenciales. Pero más importante aún es el arte de preparar alimentos
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que sean a la vez saludables y apetitosos. Este arte se debe considerar
como de más valor, porque está íntimamente ligado a la vida. Debe
recibir más atención, pues para que el cuerpo tenga buena sangre, el
organismo requiere una alimentación adecuada. El fundamento de
lo que mantiene sana a la gente es la obra médica misionera de la
buena cocina.
A menudo la reforma pro salud se convierte en la deformación
de la salud a causa de la preparación de alimentos desabridos. La
falta de conocimiento con relación a la cocina saludable debe ser
remediada antes que la reforma pro salud tenga éxito.
Son pocos los buenos cocineros. Muchísimas madres necesitan
tomar lecciones de cocina, para que puedan colocar delante de la
familia una alimentación preparada y servida en forma esmerada.
Antes que los niños tomen lecciones de órgano o de piano deben
recibir lecciones de cocina. La obra de aprender a cocinar no necesita
excluir la música; pero aprender la música es de menor importancia
que aprender a preparar alimentos saludables y apetitosos.
Escuelas de cocina
Deben existir escuelas de cocina vinculadas con nuestros sana-
torios y escuelas, donde se dé instrucción acerca de la preparación
correcta de los alimentos. En todas nuestras escuelas debe haber
personas preparadas para educar a los estudiantes, tanto a hombres
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