Página 524 - El Ministerio M

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Guardianes fieles de sus facultades
Los que aplican toda su alma a la obra médica misionera, que
trabajan incansablemente en peligro, en privaciones, en vigilias,
en cansancio y en dolores, corren el riesgo de olvidar que deben
ser guardianes fieles de sus propias facultades mentales y físicas.
No deben permitirse recargo de trabajo. Pero están llenos de celo
y dedicación y algunas veces actúan imprudentemente, colocando
sobre sus hombros una carga muy pesada. A menos que tales obreros
hagan un cambio, el resultado será la enfermedad y el quebranto.
A la vez que los obreros de Dios deben estar llenos de un noble
entusiasmo, y con una decisión de seguir el ejemplo del Obrero
divino, el gran Médico Misionero, no deben sobrecargarse de muchas
cosas en la labor diaria. Si lo hacen, pronto dejarán la obra por
completo, quebrantados debido a que han tratado de llevar una carga
muy pesada. Hermano mío, es correcto que usted haga el mejor uso
de las ventajas que Dios le ha dado en esfuerzos dedicados para el
alivio de los dolientes y la salvación de las almas. Pero no sacrifique
su salud.
Tenemos un llamamiento tanto más elevado que los egoístas
intereses comunes, cuanto los cielos son más altos que la tierra. Pero
este pensamiento no debe inducir a los siervos de Dios, dispuestos y
trabajadores, a llevar todas las cargas que puedan colocar sobre ellos
mismos sin tomar períodos de reposo.
¡Cuán maravilloso sería si entre todos los que se dedican a
proclamar el precioso plan de Dios para la salvación de las almas no
hubiera holgazanes! Cuánto más se lograría si todos dijeran: “¡Dios
me tiene como responsable para que esté plenamente despierto y
para que mis esfuerzos hablen en favor de la verdad que profeso
creer!” Soy un obrero práctico y no un soñador”. Es a causa de
tantos soñadores que los verdaderos obreros tienen que llevar cargas
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dobles.—
Carta 291, 1904
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