El médico debe conservar sus energías
Algunos que han escogido la profesión médica se dejan alejar
muy fácilmente de los deberes que recaen sobre los médicos. Hay
quienes por su proceder equivocado debilitan sus facultades, de mo-
do que no pueden rendir un servicio perfecto a Dios. Se colocan
donde no pueden actuar con vigor, tacto y habilidad, y no compren-
den que por su menosprecio de las leyes físicas se están acarreando
la ineficiencia y de esta forma están robando y deshonrando a Dios.
Los médicos no deben permitir que su atención se desvíe de su
trabajo. No deben circunscribirse tan enteramente a la labor profe-
sional que pongan en riesgo su salud. En el temor de Dios, deben
ser sensatos en el uso de la fortaleza que Dios les ha proporcionado.
Nunca deben menospreciar los medios que Dios ha provisto para la
preservación de la salud. Su deber es colocar bajo el control de la
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razón toda facultad que Dios les ha dado.
Más que otros, el médico debiera tomar, hasta donde le sea posi-
ble, horas regulares para descansar. Esto le dará fuerza para soportar
las cargas pesadas de su trabajo. En su vida ocupada, el médico
hallará que el escudriñamiento de las Escrituras y la oración sincera
reportarán vigor a la mente y estabilidad al carácter.—
Manuscrito
53, 1907
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