Página 529 - El Ministerio M

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El ministro debe salvaguardar su salud
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Siempre debemos comer los alimentos más sencillos. A menudo
se consume el doble de la cantidad de alimentos que el organismo
necesita. Entonces la naturaleza tiene que esforzarse por liberarse del
excedente. Tratad el estómago correctamente, y él hará lo mejor...
Sea que lo reconozcan o no, Dios coloca sobre todos los seres
humanos el deber de cuidar del templo del alma. El cuerpo debe
mantenerse limpio y puro. El alma debe ser santificada y ennoble-
cida. Entonces, Dios dice: “Vendré a él y haré mi morada con él”.
Somos responsables de nuestra propia salvación, y Dios nos respon-
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sabiliza de la influencia que ejerzamos sobre quienes se relacionan
con nosotros. Debemos estar en una posición tal, física y espiritual-
mente, que podamos recomendar la religión de Cristo. Tenemos que
dedicar nuestro cuerpo a Dios.
Dios desea que sus ministros ocupen una posición elevada y
santa. Los que abren la Palabra de Dios a otros deben preguntarse
ellos mismos, antes de venir al púlpito, si han sido abnegados, si su
alimentación ha sido sencilla como la que el estómago puede digerir,
sin entorpecer el cerebro: Por favor, lean el primer capítulo de la
segunda epístola a los Corintios. Todo este capítulo es una lección
para los creyentes en general.—
Manuscrito 62, 1900
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