Página 544 - El Ministerio M

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Una misión en cada ciudad
En toda ciudad debiera existir una misión, que fuera una escuela
de preparación para obreros. Muchos de nuestros hermanos pueden
ser condenados a la vista de Dios porque no han hecho la misma
obra que Dios quería que hicieran. Si nuestros hermanos utilizaran
la habilidad que Dios les ha dado para amonestar a las ciudades,
los ángeles de Dios con certeza irían delante de ellos para hacer la
impresión en el corazón de la gente por la cual trabajan. El Señor
tiene muchos miles que nunca han doblado la rodilla ante Baal. Que
nuestros médicos y ministros no fracasen ni se desanimen.—
Carta
56, 1910
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