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El Ministerio Médico
Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor...
en todo lugar”.
Esta es la obra que Dios ha delineado ante nosotros. ¿Está he-
cha? ¿Están empleados en nuestros restaurantes obreros que tengan
suficiente fortaleza espiritual para soportar las tentaciones que en-
cuentran en las ciudades?
Que se muestre más el deseo de recibir al Espíritu Santo como
instructor, y menos el deseo de llevar a cabo con sabiduría humana
una obra que implica tanto.
Nuestros jóvenes y señoritas deben ser puestos a trabajar donde
se utilicen sus capacidades para obtener los mejores resultados.
Deben colocarse donde puedan adelantar la obra del Señor para la
salvación de las almas. No debe dejárselos en un trabajo donde estén
perdiendo terreno continuamente, un trabajo que no trae almas al
conocimiento de la verdad.
La utilidad decidida por los resultados
No es el gran número de comidas servidas lo que glorifica a
Dios. ¿De qué valen, si ni siquiera un alma se convierte para alegrar
el corazón de los obreros?
Se ha hecho la pregunta: ¿Cuánto ha significado todo el trabajo
hecho? ¿Ha tenido éste una influencia santificadora y elevadora de
la mente de los obreros, o ha sido el medio de colocarlos frente a
tentaciones que han destruido su paz y su esperanza?
Que nuestros ministros y médicos razonen de causa a efecto.
A menos que nuestra obra de los restaurantes rinda los resultados
espirituales favorables, dejemos que el mundo se sirva sus propias
mesas y que el pueblo del Señor emprenda una obra en la cual sus
talentos sean atesorados en el banco del cielo.
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Ha llegado el tiempo para que el pueblo del Señor se asegure
de que se está dedicando a una obra que produzca tanto como lo
que consume. Los que se han unido con la iglesia deben situarse
donde su poder espiritual no disminuya, sino que aumente. No deben
colocarse donde no tendrán oportunidad para crecer en la gracia.—
Manuscrito 84, 1903
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