Página 566 - El Ministerio M

Basic HTML Version

Colaboradores con Cristo
La persona que cree en Jesucristo como su Salvador personal
debe ser un obrero colaborador suyo, ligado a su corazón de amor
infinito, trabajando con él en acciones de abnegación y benevolencia.
Aquel a quien Cristo ha revelado su gracia perdonadora practicará las
obras de Cristo, manteniéndose unido a él. Dios llama a aquellos por
quienes ha hecho un sacrificio infinito, para que tomen su posición
como colaboradores suyos y promuevan el avance de la acción
misericordiosa de su divina benevolencia.
Cristo se ha separado de la tierra, pero sus seguidores todavía
quedan en el mundo. Su iglesia, constituida por los que le aman, debe
ser en palabra y acción, en su amor desinteresado y benevolencia,
una representación del amor de Cristo. Al practicar la abnegación
y llevar la cruz han de ser el medio para implantar el principio del
amor en el corazón de aquellos que no están relacionados con el
Salvador por un conocimiento experimental.
El propósito de las iglesias
Sobre todos los que creen, Dios ha colocado la responsabilidad
de levantar iglesias con el expreso propósito de educar a hombres y
mujeres para que utilicen en beneficio del mundo las aptitudes que
les ha concedido y empleen para su gloria los medios que les ha
confiado. Él ha hecho a los seres humanos sus mayordomos. Ellos
deben utilizar los medios que poseen, alegre y generosamente, para
el avance de la justicia y la verdad. Los talentos que les ha confiado
deben emplearlos en establecer la obra de Dios y en ampliar su reino.
[420]
Ministros como misioneros médicos
Nuestras iglesias, grandes y pequeñas, no deben ser tratadas en
tal forma que dependan plenamente de una ayuda ministerial. Los
miembros deben estar tan establecidos en la fe, que tengan un cono-
cimiento inteligente de la obra médica misionera. Deben seguir el
562