Cuando la oración por sanidad es presunción
Muchos han supuesto que Dios los librará de la enfermedad
únicamente porque se lo han pedido. Pero Dios no considera sus
oraciones, porque su fe no se perfeccionó en las obras. Dios no hará
un milagro para librar de la enfermedad a los que no se han cuidado;
más aún, que están violando de continuo las leyes de la salud y no
hacen esfuerzos para evitar la enfermedad. Cuando hacemos todo lo
que está a nuestro alcance para tener salud, entonces podemos espe-
rar que se produzcan los bendecidos resultados, y podemos solicitar
a Dios con fe que bendiga nuestros esfuerzos para la preservación
de la salud. Entonces él contestará nuestra oración, si su nombre
puede glorificarse de esta manera. Pero que todos entiendan que
tienen una obra que hacer. Dios no obrará de una manera milagrosa
para preservar la salud de personas que lleven una conducta que
seguramente las enfermará por causa de su descuido de las leyes de
la salud.
Los que satisfacen su apetito y de esta manera sufren debido a
su intemperancia, e ingieran drogas para aliviarse, a los tales se les
puede asegurar que Dios no se interpondrá para salvar la salud y la
vida que de forma tan temeraria se ha puesto en peligro. La causa
ha producido el efecto. Muchos siguen las directrices de la Palabra
de Dios como su último recurso, y solicitan las oraciones de los
ancianos de la iglesia para restaurar su salud. Dios no ve adecuado
responder las oraciones que se ofrecen a favor de los tales, pues él
sabe que si se les devolviera la salud, de nuevo la sacrificarían sobre
el altar del apetito pervertido.—
Spiritual Gifts 4a:144, 145
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