Página 61 - El Ministerio M

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Cuando Cristo se negó a hacer milagros
La escena de la tentación de Cristo iba a ser una lección para
todos sus seguidores. Cuando los enemigos de Cristo, por instiga-
ción de Satanás, les pidan que muestren algún milagro, ellos deben
responder de forma tan mansa como lo hizo el Hijo de Dios ante
Satanás: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Si los
tales no se convencen por el testimonio inspirado, una manifestación
del poder de Dios no les sería benéfica. Las maravillosas obras de
Dios no se manifiestan para gratificar la curiosidad de nadie. Cristo,
el Hijo de Dios, se negó a dar a Satanás prueba alguna de su poder.
Él no hizo ningún esfuerzo para quitar los “si” de Satanás haciendo
un milagro.
A los discípulos de Cristo se los colocará en situaciones simila-
res. Los incrédulos requerirán de ellos que hagan algún milagro, si
creen que el poder especial de Dios está en la iglesia y que son el
pueblo escogido de Dios. Los incrédulos afligidos con enfermedades,
los instarán a que hagan un milagro en ellos, si Dios los acompaña.
Los seguidores de Cristo imitarán el ejemplo de su Maestro. Jesús,
con su poder divino, no hizo obras poderosas para diversión de Sata-
nás. Ni tampoco las pueden hacer los siervos de Cristo. Ellos deben
remitir al incrédulo al testimonio escrito e inspirado para hallar allí
evidencia de que son el pueblo leal de Dios y los herederos de la
salvación.—
Spiritual Gifts 4: 150, 151
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