Página 62 - El Ministerio M

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La reforma precede a los milagros
Estoy muy agradecida por la obra médica misionera realizada
según los lineamientos del evangelio. Esta actividad debe enseñarse,
debe llevarse a cabo; pues es la misma obra que Cristo realizó cuando
estuvo en esta tierra. Él fue el más grande Misionero que el mundo
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vio jamás.
Vosotros podéis decir: “¿Por qué entonces no adoptamos esa obra
y sanamos a los enfermos como lo hizo Cristo?” Les respondo: No
estáis listos. Algunos han creído; algunos han sido sanados; pero hay
muchos que se enferman por su forma intemperante de comer o por
complacer otros hábitos erróneos. Cuando enfermen, ¿oraremos por
ellos para que se curen y sigan haciendo lo mismo? Debe haber una
reforma en todas nuestras filas; el pueblo debe elevarse a una norma
más alta antes que podamos esperar la manifestación del poder de
Dios de una manera notoria en la curación de los enfermos...
Si nos aferramos del Maestro, apropiándonos de todo el poder
que él nos ha dado, entonces se revelará la salvación de Dios. Per-
mitidme deciros que los enfermos se curarán cuando tengáis fe para
venir a Dios en la forma correcta. Le agradecemos a Dios por darnos
la obra médica misionera. Doquiera llevemos el evangelio, debe-
mos enseñar al pueblo cómo cuidar de ellos mismos.—
The General
Conference Bulletin, 3/4/1901
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