Página 63 - El Ministerio M

Basic HTML Version

La oración por el enfermo
La oración por el enfermo es un asunto demasiado importante
para que se maneje descuidadamente. Creo que debemos llevar todo
al Señor, y darle a conocer todas nuestras debilidades y especificarle
todas nuestras perplejidades. Cuando estemos acongojados, cuando
estemos perplejos en cuanto a qué conducta seguir, que dos o tres
que estén acostumbrados a orar se unan para rogar al Señor que su
luz brille sobre ellos e imparta su gracia especial; y él respetará sus
peticiones y contestará a sus oraciones. Si padecemos debilidades
corporales, por supuesto que es consecuente confiar en el Señor,
haciendo rogativas personales a nuestro Dios en nuestro propio caso,
y si nos sentimos inclinados a solicitar a otros en quienes tenemos
confianza que se unan a nosotros en oración a Jesús, quien es el
[20]
Poderoso Sanador, seguramente la recibiremos, si la solicitamos con
fe. Creo que somos demasiado faltos de fe, demasiado fríos y tibios.
Entiendo que el versículo de Santiago debe ponerse en práctica
cuando una persona está enferma en su cama, si llama a los ancianos
de la iglesia, y ellos ponen en práctica las directrices que se dan allí,
ungiendo al enfermo con aceite en el nombre del Señor y orando por
él la oración de fe. Leemos: “Y la oración de fe salvará al enfermo,
y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados”.
Pero nuestro deber no consiste en llamar a los ancianos de la
iglesia por cada pequeño malestar que sintamos, pues esto colocaría
una carga sobre ellos. Si todos lo hicieran, su tiempo estaría comple-
tamente ocupado, y no podrían hacer nada más; pero el Señor nos
da el privilegio de buscarlo en forma individual en oración ferviente,
o de descargar el alma ante él, sin ocultar nada a Aquel que nos ha
invitado: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y
yo os haré descansar”. ¡Oh, cuán agradecidos debemos sentirnos de
que Jesús esté dispuesto a llevar todas nuestras dolencias, y lo puede
hacer, fortaleciéndonos y sanando todas nuestras enfermedades si
ha de ser para nuestro bien y para su gloria!
59