Los discípulos de Cristo deben representar su
carácter
El Salvador vivió en esta tierra una vida que el amor por Dios de
cada verdadero creyente en Cristo lo constreñirá a vivir. Siguiendo
su ejemplo en nuestra obra médica misionera, debemos revelar al
mundo que nuestras credenciales son de lo alto, que como repre-
sentantes del reino de los cielos estamos cumpliendo las palabras
de la oración del Señor: “Venga tu reino”. Unidos con Cristo en
Dios, revelaremos al mundo que así como Dios escogió a su Hijo
para ser su representante sobre la tierra, del mismo modo Cristo nos
ha escogido para representar su carácter. Todo el que tiene una fe
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genuina en Cristo Jesús lo representará en carácter...
Hacia las alturas de la fe
Nuestros obreros médicos misioneros deben elevarse a alturas
que puedan ser alcanzadas sólo por una fe viviente y activa. En este
tiempo de nuestra historia, los hombres que están a la cabeza de la
obra no deben permitir que prevalezca una confusión sentimental
con relación a lo que en realidad se debe esperar de los misioneros
médicos que son enviados por Dios. Debe haber una comprensión
más definida y clara de lo que abarca la obra médica misionera. Se
la debe definir como situada en un plano sumamente más elevado, y
como fuente de resultados de un orden mucho más santificado, antes
que Dios pueda aceptarla como genuina. Los que desean honrar a
Dios no mezclarán los planes de política mundana con los planes
del Señor para tratar de lograr los resultados que Dios ordena que
esta obra alcance...
Nuestra obra está definida con claridad. Como el Padre envió a
su Hijo unigénito a nuestro mundo, de esta forma Cristo nos envía,
sus discípulos, como sus obreros médicos misioneros. Debemos
cumplir la voluntad de Dios al cumplir esta misión exaltada y santa.
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