Página 108 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
negra. Podríamos desear ignorar este prejuicio, pero no es posible. Si
actuáramos como si este prejuicio no existiera no podríamos llevar la
luz ante la gente blanca. Debemos encarar la situación tal como está
y manejarla sabia e inteligentemente.—
Testimonies for the Church
9:204
.
La obra no debe ser obstaculizada a causa del prejuicio oca-
sionado por costumbres nacionales
—Debe haber una firme deter-
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minación de parte de nuestros obreros por romper las costumbres
establecidas por la gente siempre que sea esencial para que la obra
de Dios avance. La obra podría avanzar mucho más en Europa, si
algunos de los que han abrazado la verdad no estuvieran tan atados
a los hábitos y costumbres de las nacionalidades. Ellos ruegan que
los ministros hagan un esfuerzo por adaptarse a estas costumbres y
prejuicios, o no se podrá lograr nada. Esto ha tenido una influencia
restrictiva sobre la obra desde sus comienzos. Los esfuerzos que
se han hecho por adaptarse a las costumbres inglesas, de comer y
beber inglés, de vestir y dormir inglés, ha limitado la obra, y ahora
está muchos años más atrasada de lo que debería estar. El esfuerzo
por mantenerse atado a las costumbres e ideas francesas ha obsta-
culizado la obra en Francia. Me duele el corazón al oír a nuestros
hermanos decir, “Una persona tal no sabe cómo trabajar por estas
nacionalidades. ¿No sabe Dios lo que la gente necesita? ¿Y no guiará
Dios a sus siervos? ¿No es la verdad una sola? ¿No es la enseñanza
de la Biblia una sola? Dejen que Dios dé a sus mensajeros la palabra
que han de hablar, y su bendición no fallará en ayudarlos en sus
labores.—
The Review and Herald, 8 de diciembre de 1885
.
No debemos fomentar diferentes intereses entre las distintas
nacionalidades
—Me sentí impulsada por el Espíritu de Dios du-
rante las reuniones a inculcar en todos la importancia de cultivar
el amor y la unidad. Traté de hacer notar el peligro de fomentar
intereses diferentes entre las distintas nacionalidades.—
The Review
and Herald, 3 de noviembre de 1885
.
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