Página 109 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Capítulo 17—Las relaciones dentro de la iglesia
Practicad una paciente ternura hacia las faltas de otros
Cristo no vino para ser servido, sino para servir; y cuando su amor
reina en el corazón, seguiremos su ejemplo. Si nosotros mantenemos
siempre presente en la mente los actos injustos y crueles de otros,
nos será imposible amarlos como Cristo nos ha amado; pues hay
muy pocas personas que no revelan rasgos de carácter desamigables
al ser tratados de cerca. Hasta los mejores de nosotros tenemos
rasgos desagradables; y al seleccionar amistades debemos escoger
aquellos que no se alejarán de nosotros cuando se enteren que no
somos perfectos. Necesitamos tolerancia mutua. Debemos amarnos
y respetarnos unos a otros a pesar de las faltas e imperfecciones que
no podemos dejar de ver; pues éste es el espíritu de Cristo. Se deben
cultivar la humildad y la desconfianza propia, y una paciente ternura
hacia las faltas de otros. Esto acabará con todo egoísmo mezquino y
nos hará grandes de corazón y generosos.—
The Signs of the Times,
5 de marzo de 1885
.
Los representantes de Cristo
A través de sus ministros, Cristo se mueve visiblemente so-
bre la tierra
—Los embajadores de Cristo tienen una obra solemne e
importante, que algunos consideran con demasiada liviandad. Mien-
tras Cristo es el ministro del santuario celestial, es también, a través
de sus delegados, el ministro de su iglesia en la tierra. Habla al
pueblo por medio de hombres elegidos, y lleva a cabo su obra por
su intermedio, como cuando, en los días de su humillación, andaba
visiblemente en la tierra. Aunque han pasado siglos, el transcurso
del tiempo no ha cambiado la promesa que hizo al separarse de sus
discípulos; “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el
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fin del mundo”.
Mateo 28:20
. Desde la ascensión de Cristo hasta el
presente, hombres ordenados por Dios, que derivaron su autoridad
de él, han tenido que enseñar la fe. Cristo, el verdadero Pastor, di-
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