Página 110 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
rige su obra por intermedio de estos subpastores. De modo que la
posición de los que trabajan en el ministerio de la Palabra y enseñan
la doctrina, viene a ser muy importante. Ruegan a la gente, en lugar
de Cristo, que se reconcilien con Dios.—
Joyas de los Testimonios
1:525
.
Todo ministro que no tiene el amor de Jesús en su corazón,
lo revelará en sus actos
—Siento tristeza por las almas pobres, que
no pudiendo encontrar alivio, acuden a la Hna. White. Yo deseo que
ellas tengan confianza en que los pastores del rebaño cuidarán de
la grey del Señor. Todo ministro de Cristo que no tiene el precioso
amor de Jesús en el corazón, lo revelará en sus actos. El Señor
Jesús ha dado a cada hombre lecciones preciosas de instrucción
en su Santa Palabra. El Señor Jesús es nuestro modelo. La imagen
impresa de Cristo será manifiesta en todo el carácter de quienes
se rindan completamente a él. Entonces los poderes mentales y
físicos serán renovados día a día; pues el verdadero creyente está
comiendo diariamente de la carne y bebiendo de la sangre del Hijo
de Dios. Jesús dice, “La carne nada aprovecha. Las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida”.—
The Ellen G. White 1888
Materials, 1276
.
Camine con El, hable de El, e imite a Cristo
—Ministrar abar-
ca mucho más que la mera predicación. A fin de cumplir la sagrada e
importante obra cargada de intereses eternos, el ministro debe ser un
hombre de una devoción vital, o su obra no será aceptada por Dios.
Debe ser un hombre que no tenga una exaltada opinión de sí mismo
o de su propia habilidad, sino alguien que perderá el sentido de su
importancia ante la exaltada visión que él tiene de la incomparable
misericordia y amor de Jesucristo. Es entonces cuando camina muy
cerca de Dios. Su vida religiosa y su verdadera santidad, las que
lleva con él dondequiera que va, y que están entretejidas en todos sus
trabajos, lo hacen un obrero eficiente y de éxito. El es un colaborador
con Cristo Jesús, y es fiel en su trabajo asignado, como Cristo fue fiel
en su trabajo. No se exaltará a sí mismo, en palabra o acciones, pero
en conversación privada hablará de Cristo; orará a Cristo y predicará
a Cristo. Esta es la clase de ministerio que prueba que el obrero ha
sido llamado y escogido de Dios para su obra sagrada.—
The Review
and Herald, 22 de febrero de 1887
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