Página 111 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Las relaciones dentro de la iglesia
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Dependa más de su conocimiento de Cristo que de lo que
aprende de los libros
—En esta época, justamente antes de la se-
gunda venida de Cristo en las nubes del cielo, el Señor llama a
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hombres que estén dispuestos a ser fervorosos y a preparar a un
pueblo para que espere el gran día del Señor. Los hombres que han
pasado largos períodos en el estudio de los libros no están reve-
lando en sus vidas ese ministerio fervoroso que es esencial para
este tiempo del fin. No dan un testimonio sencillo y directo. Los
ministros y los estudiantes necesitan la infusión del Espíritu de Dios.
Los llamamientos realizados con fervor y oración de parte de los
mensajeros de almas íntegras crearán convicciones. No se necesitará
que hombres eruditos hagan ésto, porque ellos dependen más de la
ilustración obtenida en los libros que en su conocimiento de Dios y
de Jesucristo a quien él ha enviado. Todos los que conozcan al Dios
verdadero y viviente, también conocerán a Jesucristo, el Hijo unigé-
nito de Dios, y predicarán a Jesucristo y a él crucificado.—
Mensajes
Selectos 2:173
.
Los pastores Cristocéntricos tienen iglesias crecientes
—He
sentido angustia en el alma al ver el verdadero estado de las cosas.
Hay hombres deshonestos en nuestras iglesias; hay hombres licen-
ciosos. En esta gran asociación [Míchigan] hay decadencia en lugar
de un constante adelanto hacia una norma más elevada y santa. Y es
poca la labor adecuada hecha por los ministros en las iglesias, porque
muchos no sienten la carga por las almas por quienes trabajan. La
verdad no ha santificado sus propios corazones.
Oh, hay necesidad de una labor ferviente, devota y de abnegación;
la de predicar la verdad, predicar a Cristo, al Cristo vivo. Oh, si
todos nuestros obreros fueran obreros juntamente con Dios, sin
malgastar el tiempo, sin jugar con las responsabilidades sagradas, ni
con la solemne verdad sagrada, cuya presentación es decisiva en el
destino de las almas, sino representando a Cristo en todas las cosas,
velando por las almas como quienes tendrán que dar cuenta, día a día,
hora por hora, viviendo en el canal de luz. Este es el único camino
que pueden seguir sin temor en las iglesias, y entre la gente de las
ciudades y aldeas, difundiendo la luz recibida del Sol de Justicia.
Para poder hacer esto, deben dedicar mucho tiempo a la ora-
ción. Hermanos, sean prestos en la oración. Cuando se encuentren
en la sociedad, cuando estén obligados a estar entre gente frívola,